Se concibió como estación término de la línea Cádiz - Sevilla,. Esta pequeña “barraca” de madera se ubicó cerca del muelle, entre los baluartes de Santiago y Los Negros.
Para poder acceder a la ciudad los pasajeros tenían que usar la Puerta del Mar de los muelles gaditanos. Se había solicitado al Ministerio de la Guerra abrir una nueva puerta en la muralla frente al convento de Santo Domingo pero no fue autorizada.
En la imagen de la estación de Cádiz en 1898 y el “tren botijo” se aprecia a la izquierda la techumbre del convento de Santo Domingo y la chimenea de la fábrica de tabacos. La denominación de "tren botijo" surge del lenguaje popular a finales del siglo XIX para referirse a los trenes de excursiones organizadas y mayoritariamente utilizados por las clases populares. Para combatir la sed y el calor durante los interminables trayectos los viajeros acompañaban el equipaje con botijos que permitían mantener el agua fresca.
Dicho calificativo se generalizó para denominar a todos los trenes masificados que se dirigían a lugares de veraneo o a ciudades que celebraban festejos. A Cádiz parece que empezaron a llegar en 1893 para los carnavales.
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