Eremita es una persona que por voluntad propia abandona la vida en sociedad para vivir en un lugar habitualmente aislado, sin comodidades y abasteciéndose por sus propios medios. Esto no es una singularidad del cristianismo sino que ya existía en culturas precristianas en Grecia, Egipto o Asia; así como en las religiones hinduistas, budistas, sufistas.... La vida de estas personas era extremadamente dura.
El eremita hace su vida de soledad y oración en lugares totalmente aislados sin ninguna construcción, más que la que él mismo sea capaz de habilitarse, o incluso no reside de manera fija sino que algunos se desplazaban de un lugar a otro..
En los primeros siglos del cristianismo los eremitas se fueron agrupando en eremitorios. Luego esto fue dando paso a las distintas órdenes religiosas, que tenían sus particulares reglas pero no tan exigentes. Aún así continuaron existiendo. En la Edad Media vuelve a cobrar fuerza ante el rechazo a la forma de vida en las comunidades cristianas y la riqueza que iba apareciendo en las ciudades.
Y aquí es donde encaja el eremitorio de Valdecanales. Se encuentra entre las poblaciones de Canena y Úbeda, en la provincia de Jaén, dando un rodeo por una carretera provincial que une ambas localidades. Si conocemos previamente su ubicación es bastante fácil de encontrar. Pertenece al término municipal de Rus.
Si bien la carretera es manifiestamente mejorable, el acceso al mismo no es difícil. Se encuentra a la izquierda de la carretera (en sentido hacia Úbeda) en el interior de un olivar que baja hasta un embalse. Afortunadamente hay espacio seguro para dejar el vehículo y se puede pasear entre los viejos olivos sin las alambradas a que estamos acostumbrados en otros sitios, respetando siempre estos árboles y su producción.
Al principio no se ve pero cuando nos vamos acercando destaca en el suelo una alargada cresta rocosa, que ya nos indica que vamos en la dirección correcta. Acercándonos más vemos un desnivel al otro lado de las piedras, lo cual nos confirma que estamos en el lugar adecuado.
A falta de indicación en la carretera, en sus inmediaciones existe un panel informativo. Pensamos que vamos a encontrar unas simples oquedades excavadas en la roca arcillosa pero al contemplarlo de frente nos sorprende un amplio frente (como si fuera una fachada), que en principio aparenta arcos ciegos.
No es cierto del todo. Al acercarnos vemos que esta "fachada" excavada en la roca cuenta con elementos ornamentales así como estructurales: accesos y huecos para ventilación e incluso entrada de luz en algún techo.
Hay un espacio central, que parece dedicado a lugar de culto. Tiene bóveda de cañón y acceso desde ella a otras dos dependencias menores, sobre cuyo uso sólo podemos elucubrar. Una de ellas tiene acceso directo también desde el exterior. Sobre el techo y paredes aparecen varias capas parcialmente desprendidas. En la mayoría de los casos parece corresponder a procesos naturales por las filtraciones de agua, sin embargo en algunos puntos se puede adivinar restos de cal o algún otro elemento para adecentar la sala.
El acceso desde este espacio principal a otros menores se hace mediante una "puerta" excavada al fondo, frente al acceso principal, contando también con unos escalones tallados para salvar el desnivel existente entre los suelos de estas dependencias.
A ambos lados aparecen otras oquedades no naturales, que sugieren un uso como exiguo refugio junto al lugar principal de oración.
Lo que hoy es un lugar al que hay que ir expresamente, no lo era tal durante el reino visigodo ya que por ahí pasaba el camino hacia su capital, Toledo. Estuvo en uso hasta la invasión musulmana sirviendo como lugar de culto a escondidas hasta que tuvo que ser abandonado.
Su actual facilidad de acceso permite poder conocerlo con tranquilidad pero al mismo tiempo le convierte en tentación para que "algunos" quieran dejar testimonio de su paso mediante su correspondiente y mal educado graffiti.