jueves, 14 de marzo de 2019

Museo del Dique

La construcción naval ha dado vida la Bahía de Cádiz durante siglos. Todos conocemos las actuales factorías de Cádiz, San Fernando y Puerto Real, integradas en el grupo Navantia. Esta visita ha sido a las instalaciones del antiguo "Dique de Matagorda", en el interior de la actual Navantia Puerto Real. Además de unas salas acondicionadas como museo, se pueden conocer también algunas de las construcciones originales.

El dique fue construido por el empresario Antonio López, primer Marqués de Comillas. Tras haber emigrado desde Cantabria a América, regresó al mando de una flota de barcos con los que comerciaba sobre todo entre ambas orillas del Atlántico.


El mantenimiento de sus buques se realizaba en principio en La Carraca (San Fernando) pero, al ser éstos unos astilleros militares, los barcos particulares veían sus reparaciones muy atrasadas. Por ello busca y consigue cesión de terrenos para construir un dique para sus reparaciones en los terrenos conocidos como Matagorda. Este nombre viene de unos acebuches que crecían de manera silvestre con ramas bastante gruesas.

En las curiosas fotografías que se pueden contemplar en el museo de la construcción del dique, se puede observar como todo el territorio alrededor estaba formado por salinas.



La visita comienza en lo que llaman "zona histórica".


Aquí se encuentra una bonita iglesia, que es una mezcla de varios estilos arquitectónicos con una estructura que recuerda a los templos bizantinos. Llama la atención que la iglesia era un servicio religioso para los trabajadores pero los domingos tenían obligada la asistencia a misa.


 La guía explica como anécdota que la cúpula es desmontable. Esto es una imposición militar debido a la época tan conflictiva. La normativa decía que todas las construcciones que superaran los cuatro metros, debían ser desmontables porque podían servir desde el mar como punto de referencia para orientar ataques.







Mirando hacia la iglesia vemos a la derecha un edificio que era el antiguo orfanato para los hijos de los trabajadores fallecidos. La seguridad laboral obviamente brillaba por su ausencia. 


Justo enfrente existe otro edificio similar, que corresponde a la antigua escuela. Nos cuentan que existía un poblado para los trabajadores donde se utilizaba una moneda específica emitida por la propia empresa. De esta manera los trabajadores quedaban sujetos a un sistema por el cual la empresa les pagaba con un dinero que solo servía en los establecimientos de la propia empresa, con lo que lo recuperaba inmediatamente.


El paseo continúa por el edificio del comedor de ingenieros.


Con un estilo muy diferente pasamos junto al edificio de las oficinas. Más me gustó el enorme ficus que crece a su lado.



Muy curioso es el edificio del taller de forja, construcción con estructura de hierro con una fachada de madera muy bien trabajada. En su interior se muestra en unos paneles la relación completa de todas las embarcaciones construidas en los astilleros de la Bahía de Cádiz.






Junto a él se encuentran los restos del "castillo de Matagorda". Esta fortificación defendía el interior de la bahía junto con el castillo de Puntales, gracias al fuego cruzado que se podía producir entre ambos. De hecho este castillo controlado por los ingleses sirvió de freno a la invasión francesa.




Desde allí pasamos a los muelles.





Desde allí la visita continúa por el edificio adecuado como museo. Es el lugar donde se encuentran las bombas de achique del dique. Son las originales y se podrían poner en funcionamiento ya que sólo se le han retirado las correas de amianto.



Se encuentran expuestas fotos y herramientas antiguas, así como maquetas y planos, carteles anunciando los servicios marítimos de la compañía creada por Antonio López; incluso un traje de buzo.




Podemos terminar la visita recorriendo el dique. Llama la atención el materias que reviste sus paredes: nuestra tradicional piedra ostionera.


Junto a él están expuestos los restos de uno de los antiguos vapores que trasladaba a los trabajadores desde el puerto de Cádiz.


Una visita cultural muy interesante que nos enseña una parte de la historia de nuestra bahía, tan próxima como desconocida para muchos.